El País publicó hace unos días La Red que cayó en el olvido, un interesante artículo original de Alex Wright en The New York Times, The Web Time Forgot, sobre la idea de Paul Otlet de organizar la documentación en el año 1934, muy parecida a lo que llegaría a convertirse la Web años después.
Otlet visionó una máquina capaz de permitir a los usuarios buscar, leer y escribir información a través de una enorme base de datos mecánica almacenada en millones de tarjetas. Este entorno permitía además describir las relaciones entre los documentos, algo que en aquel entonces no tenía nombre, pero que posteriormente llegaría a llamarse "enlaces". Otlet imaginó un día en el que los usuarios podrían acceder a esta base de datos desde grandes distancias por medio de un "telescopio eléctrico" conectado a una línea telefónica, y así poder recuperar una imagen que se proyectara en una pantalla plana.
El proyecto de Otlet se inició en 1919, poco después de terminar la Primera Guerra Mundial, cuando comenzó a montar su "edificio documental" de más de 12 millones de tarjetas individuales en una extensa gama de armarios en el Mundaneum.
A pesar de su temprano éxito, con más de 1500 solicitudes al año, el gobierno belga empezó a perder la paciencia en el proyecto de Otlet en 1924, teniendo este que renunciar a su ubicación original, y transladando su Mundaneum varias veces, llegando a pasar brevemente por un aparcamiento.
En 1934 cerró sus operaciones, poco antes de la invasión nazi de Bélgica, que terminó con la destrucción de millones de fichas. Otlet falleció en 1944, y el Mundaneum languideció abandonado en un edificio de la Universidad Libre en el Parc Leopold, hasta que un joven estudiante australiano llamado Boyd Rayward redescubriera en 1968 los restos de la obra de Otlet, y se terminara por crear el museo Mundaneum.
Merce la pena visitar alguno de los dos artículos citados, de El País y The New York Times, o dirigirse a un artículo anterior de Alex Wright del año 2003, Forgotten Forefather: Paul Otlet, que personalmente creo que está bastante más completo.
Otlet visionó una máquina capaz de permitir a los usuarios buscar, leer y escribir información a través de una enorme base de datos mecánica almacenada en millones de tarjetas. Este entorno permitía además describir las relaciones entre los documentos, algo que en aquel entonces no tenía nombre, pero que posteriormente llegaría a llamarse "enlaces". Otlet imaginó un día en el que los usuarios podrían acceder a esta base de datos desde grandes distancias por medio de un "telescopio eléctrico" conectado a una línea telefónica, y así poder recuperar una imagen que se proyectara en una pantalla plana.
El proyecto de Otlet se inició en 1919, poco después de terminar la Primera Guerra Mundial, cuando comenzó a montar su "edificio documental" de más de 12 millones de tarjetas individuales en una extensa gama de armarios en el Mundaneum.
A pesar de su temprano éxito, con más de 1500 solicitudes al año, el gobierno belga empezó a perder la paciencia en el proyecto de Otlet en 1924, teniendo este que renunciar a su ubicación original, y transladando su Mundaneum varias veces, llegando a pasar brevemente por un aparcamiento.
En 1934 cerró sus operaciones, poco antes de la invasión nazi de Bélgica, que terminó con la destrucción de millones de fichas. Otlet falleció en 1944, y el Mundaneum languideció abandonado en un edificio de la Universidad Libre en el Parc Leopold, hasta que un joven estudiante australiano llamado Boyd Rayward redescubriera en 1968 los restos de la obra de Otlet, y se terminara por crear el museo Mundaneum.
Merce la pena visitar alguno de los dos artículos citados, de El País y The New York Times, o dirigirse a un artículo anterior de Alex Wright del año 2003, Forgotten Forefather: Paul Otlet, que personalmente creo que está bastante más completo.
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